Candido Perez

Cuadro Unidos por la Fe y la Amistad

El cardenal Amato preside la ceremonia de beatificación de los burgaleses en un acto histórico celebrado en la Catedral de Burgos

La Catedral de Burgos se ha vestido hoy sábado de gala con motivo de la primera beatificación de la historia realizada en el templo católico. La diócesis de Burgos ha vivido con entusiasmo la beatificación de cinco mártires burgaleses: Valentín Palencia (1871-1937), Donato Rodríguez (1911-1937), Emilio Huidobro (1917-1937), Germán García (1912-1937) y Zacarías Cuesta (1916-1937). Cinco religiosos que han sido elevados a los altares en una ceremonia en la que no ha faltado el boato propio del Vaticano. El cardenal Angelo Amato, en ausencia del papa Francisco y mandado desde Roma, ha sido el encargado de presidir una ceremonia de beatificación que ha arrancado a las 11 horas y que se ha prolongado durante más de dos. Entre los presentes muchos rostros conocidos entre políticos, ciudadanos, familiares y vecinos de los beatificados que no quisieron perderse la primera beatificación que se ha llevado a cabo en la milenaria historia de la diócesis. La Catedral de Burgos se ha vestido hoy sábado de gala con motivo de la primera beatificación de la historia realizada en el templo católico. La diócesis de Burgos ha vivido con entusiasmo la beatificación de cinco mártires burgaleses: Valentín Palencia (1871-1937), Donato Rodríguez (1911-1937), Emilio Huidobro (1917-1937), Germán García (1912-1937) y Zacarías Cuesta (1916-1937). Cinco religiosos que han sido elevados a los altares en una ceremonia en la que no ha faltado el boato propio del Vaticano. El cardenal Angelo Amato, en ausencia del papa Francisco y mandado desde Roma, ha sido el encargado de presidir una ceremonia de beatificación que ha arrancado a las 11 horas y que se ha prolongado durante más de dos. Entre los presentes muchos rostros conocidos entre políticos, ciudadanos, familiares y vecinos de los beatificados que no quisieron perderse la primera beatificación que se ha llevado a cabo en la milenaria historia de la diócesis. 

La Catedral de Burgos se ha engalanado para servir de escenario a una beatificación que ya ha pasado a la historia. La misma se ha desarrollado en el Altar Mayor del templo gótico ante la atenta mirada de cientos de personas. El acto litúrgico ha sido presidido por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede, el cardenal Angelo Amato, quien acudió a Burgos en representación del papa Francisco.  Han acompañado al mando vaticano en la ceremonia el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez; el cardenal Antonio María Rouco Varela; el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vegas; el arzobispo emérito, Francisco Gil Hellín;  el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino; el obispo de Ciudad Rodrigo, el burgalés Raúl Berzosa, y el también burgalés y arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez González. Del mismo modo, han tomado los párrocos de las localidades natales de los nuevos beatos.

Un rito milenario

Don Fidel Herráez, ordinario de la diócesis burgalesa y responsable de la solicitud de beatificación a Roma, ha sido el encargado de solicitar al papa Francisco “se digne inscribir en el número de los beatos a estos venerables siervos de Dios: Valentín Palencia Marquina, presbítero de esta diócesis, y a Donato, Germán, Zacarías y Emilio, jóvenes que sufrieron el martirio juntamente con él”.  Momentos después, el cardenal Amato ha dado lectura -en latín- a la carta apostólica firmada por el papa Francisco en la que el Santo Padre “concede” que los cinco burgaleses “sean llamados, de ahora en adelante, beatos, y que pueda celebrarse su fiesta, cada año, el día quince del mes de enero, en los lugares y modos establecidos por el derecho, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. Minutos después, y ante la atenta mirada de los fieles,  la asamblea ha cantado jubilosa el canto ‘Christus Vincit’. Acto seguido se ha descubierto el cuadro de Cándido Pérez Palma dedicado a los nuevos beatos de 140 por 140 centímetros y que desde hoy será venerado en la iglesia de San Nicolás, cercana al templo catedralicio. Poco después, un grupo de diáconos ha acercado hasta el altar algunos objetos y pertenencias de los protagonistas, ya beatificados, que han sido incensados por el representante el Santo Padre. Entre ellos, el acta de bautismo de Palencia y el rosario con el que rezaba el sacerdote, además de la vara de la cofradía que el mismo fundó.

El rito de la beatificación ha concluido con unas palabras de agradecimiento de monseñor Herráez Vegas y la entrega de la carta apostólica del cardenal al arzobispo. En diversos momentos de la ceremonia, el arzobispo de Burgos ha puesto de manifiesto que los nuevos beatos comparten “un brillo en la fe, la esperanza y el amor”, y ha recordado que en total han pasado 20 años desde que se abriera la causa de los mártires burgaleses.  La música no ha faltado en toda la ceremonia. Los encargados de hacer sonar los salmos y las oraciones fueron la Coral Santa María y la escolanía de los Pueri Cantores de la catedral, la Schola Cantorum del Círculo Católico y la Coral de Suances. Asimismo, ha participado una joven orquesta con jóvenes músicos de la diócesis que tocaron los mismos instrumentos que en su momento tocaban los cuatro jóvenes fallecidos junto a su maestro, Valentín Palencia.

Persecución religiosa

Ya en la homilía del acto eucarístico, el representante del Papa puso de relieve “la belleza” de la seo burgalesa, como un “extraordinario mérito artístico” que se debe incluir “en el reconocimiento de la santidad de la noble iglesia española”. Así, ha recordado a muchos religiosos como a Rafael Arnaiz, monje trapense canonizado en Roma en 2009 y a otros mártires ya elevados a los altares. 

No se ha olvidado de la figura de los jóvenes que murieron junto a Palencia, con edades comprendidas entre los 19 y 25 años. “Han pasado casi 80 años desde la trágica muerte de los mártires y su memoria no se ha apagado y ha permanecido siempre viva en el corazón de los sacerdotes y los fieles”, ha aseverado Amato, quien ha recordado que “en aquel periodo de terror, el martirio de víctimas inocentes fue un signo de esperanza para una humanidad que hoy es acogedora”.

Del mismo modo, ha afirmado que el papa Francisco “repite que la persecución es el pan cotidiano de la iglesia”.  “Los beatos se han acercado a la mesa del martirio con actitud de fe y de esperanza. Sabían que el señor les había acogido y premiado por su vida buena”, ha apostillado Amato antes de recordar el momento en el que los cinco beatos perdieron la vida “en un lugar solitario”.

Beatificación histórica

La beatificación de hoy en la seo burgalesa pasará a la historia por ser la primera celebrada en la diócesis de Burgos en su larga historia. En siglos de historia, nunca se había llevado a cabo un acto de estas características en el seno del templo catedralicio ni en suelo burgalés.  

A partir de hoy, nuevos beatos ya pueden ser venerados públicamente en la diócesis y cuentan con su propia fiesta litúrgica, que se celebrará el 15 de enero. Fuentes de la diócesis aseguraron que “habrá que esperar un milagro para que puedan ser declarados como santos y su culto se extienda así a toda la Iglesia universal.  

Valentín Palencia

Valentín Palencia Marquina nació en Burgos, el 26 de julio de 1871. Hijo de un zapatero y de una ama de casa, fue acólito en la parroquia de Santiago (Catedral), y a los 13 años comenzó los estudios eclesiásticos en el Seminario de San Jerónimo. Después de diez años de estudio, fue ordenado sacerdote en el año 1895 comenzando su labor pastoral en la localidad burgalesa de Susinos del Páramo.

Su amor por los más necesitados le lleva a dejar la vida parroquial para dedicarse en la capital a la actividad caritativa y social recogiendo niños huérfanos, marginados y desvalidos. Fue el arzobispo y luego cardenal Fray Gregorio María Aguirre quien le nombra director, capellán y profesor del Patronato de San José para la enseñanza y educación de niños pobres, ubicado en la actual iglesia de San Esteban. En dicho centro llegó a cobijar a 110 muchachos, 40 internos y unos 60 o 70 externos, a los que ayudaba, también, en un comedor de invierno.

Por su labor humanitaria, el Gobierno le concedió en 1925 la Cruz de Beneficencia con distintivo blanco. Y ese mismo año repitió el acto que permitía a un grupo de niños pobres conocer el mar. Cada verano, Palencia se llevaba a un grupo de sus músicos y a los niños pequeños que no tenían dónde ir n a la playa de Suances. 

En esta localidad le pilló el comienzo de la Guerra Civil. La iglesia en la que celebraba misa fue convertida en garaje y quedó prohibido todas las celebraciones. Palencia tuvo que celebrar la eucaristía en un rincón de su habitación donde daba la comunión a las monjas trinitarias. 

Según las crónicas consultadas fue un alumno “indisciplinado”, quien acusó a Palencia al Frente Popular de Torrelavega.  Seis muchachos mayores fueron llamados a declarar y cuatro desearon acompañarlo, entregando su vida por Cristo en el monte Tramalón de Ruiloba (Cantabria) el 15 de enero de 1937.  Hoy Palencia y sus cuatro alumnos ya se encuentran elevados a los altares. 

Extraído de un articulo publicado en el Diario de Burgos 2016-04-23 redactado por L. Sierra.

Cuadro Unidos por la Fe y la Amistad

La diócesis de Burgos contará desde hoy con 172 mártires de la persecución religiosa del pasado siglo, siendo la más numerosa de las españolas.

Todo en la catedral de Burgos ha estado minuciosamente preparado para el gran acontecimiento histórico, la beatificación del sacerdote burgalés don Valentín Palencia y los cuatro jóvenes que le acompañaron en el martirio. Se trata de la primera beatificación que se celebra en la diócesis de Burgos en sus más de mil años de historia. Y este hecho tan relevante quedaba reflejado en los rostros ilusionados de los fieles que han acudido a la celebración.

Feligreses de todas las edades han ido ocupando las mas de 1.000 sillas que han sido distribuidas a lo largo de toda la catedral, respetando las zonas reservadas para los cerca de 200 sacerdotes diocesanos y extradiocesanos, y familiares de don Valentín Palencia, Donato Rodríguez, Emilio Huidobro, Germán Garía y Zacarías Cuesta. 

La ceremonia ha estado presidida por el perfecto de la congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede, el cardenal Angelo Amato, quien viene de Burgos en representación del Papa Francisco. También ha acudido a la beatificación, entre otros, el nuncio de su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini.

Autoridades eclesiales

Además, han asistido dos cardenales, tres arzobispos y cinco obispos entre los que se encontraban el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el Cardenal Ricardo Blázquez, el cardenal Antonio María Rouco Valera; el arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas; el arzobispo emérito, Francisco Gil Hellín; mons. Francisco Pérez González, arzobispo de Pamplona; mons. Ángel Rubio, obispo emérito de Segovia; mons. Juan Antonio Martínez Camino, obispo Auxiliar de Madrid; mons. Julián López , obispo de León; mons. Juan Carlos Elizalde, obispo de Vitoria; mons. Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo; los abades de San Pedro de Cárdena, Roberto de la Iglesia, y del Monasterio de Silos, Lorenzo Maté; don Antonio Gómez Cantero, administrador diocesano de Palencia.

Al acto también han asistido los sacerdotes extradiocesanos, don Baldomero, párroco de Suances; Rafael Higueras, postulador y redactor; Antonio Gutiérrez, párroco de Ruilova; los párrocos de los pueblos donde nacieron los beatos, Juan Miguel Gutiérrez Pulgar, párroco de Santa Olalla de Valdivielso; Thomas Thekkekarote Kurian, párroco de Villanueva de Argaño; Agustín Heras Alarcia, párroco de Villasidro; Carlos Saldaña Fontaneda, párroco de Villaescusa del Butrón; Juan Sánchez, deán de Toledo y Joaquín Luis Ortega.

Estaban presentes los sacerdotes diocesanos de la Comisión Pro Beatificación. Los sacerdotes diocesanos del Consejo de Gobierno, Maxi Barbero, Alfonso Sáez, Juan José Pérez Solana y Gabriel Moreno. Los Rectores de Seminarios y Decano de la Facultad, Fernando Arce, Francisco Javier Martínez y José Luis Cabria. Y los miembros del Cabildo, Juan Álvarez Quevedo, Vicente Rebollo e Ildefonso Asenjo.

Autoridades y familiares de los beatos

Autoridades civiles y militares de la ciudad, personalidades académicas e institucionales han querido asistir también a la ceremonia. Cabe destacar, entre otros, Javier Lacalle, alcaldede Burgos; el senador Jaime Mateu; Baudilio Fernández, delegado Junta de CyL; José María García, alcalde de Villanueva de Argaño; Oscar García, alcalde de Villasidro; Pedro Díez, alcalde de Villaescusa del Butrón; Andrés Ruiz, alcalde de Suances; Antonio Méndez Pozo; Miguel Soler, Teniente Coronel de la Guardia Civil; Javier Martínez de Lagos, Subdelegado de Defensa; José Manuel López, presidente de Fernán González; Inmaculada Florido, Causa de los Santos de la CEE y Cándido Pérez, pintor del cuadro de los beatos burgaleses.

Familiares de los beatos burgaleses han estado también presentes en éste día tan especial, de la familia de Don Valentín han asistido 64; de la familia de Zacarías Cuesta, 79; de la familia de Donato Rodríguez, 45; de la familia de Germán García, 13 y de la familia de Emilio Huidobro, 7.

Cobertura mediática

Por otro lado, más de cuarenta periodistas de medios de comunicación locales, regionales y nacionales de prensa escrita, agencias de noticias, radio, televisión e internet han cubierto la información referente a celebración de beatificación. Los redactores y locutores de radio han podido seguir la celebración y al mismo tiempo elaborar la información sobre la misma desde una sala de prensa instalada en las capillas de La Anunciación y de San Gregorio, donde se han habilitado conexión a internet mediante wifi, tomas de audio, mesas y pantallas de televisión. Los fotógrafos y cámaras de televisión han obtenido imágenes de la ceremonia desde dos tribunas situadas en el crucero de la catedral. 

Además, la misa solemne ha sido emitida en directo por 13TV para toda España, junto con Radio Evolución y COPE Burgos. Al mismo tiempo, la ceremonia ha podido ser seguida dentro de la catedral por los fieles allí congregados gracias a 10 pantallas de televisión dispuestas a lo largo de toda la planta de la catedral.

La ceremonia de beatificación se ha desarrollado en el marco de una celebración eucarística. En la que don Fidel Herráez ha solicitado al papa Fancisco que “se digne inscribir en el número de los beatos a estos venerables siervos de Dios: Valentín Palencia, Donato, Germán, Zacarías y Emilio”. A continuación el cardenal Angelo Amato dio lectura a la carta apostólica firmada por el papa Francisco en la que se concede que los cinco burgaleses sean llamados beatos, siendo su fiesta el 15 de enero.

Posteriormente se ha celebrado una emotiva y muy sentida ceremonia. Los solemnes cánticos interpretados por una joven orquesta acompañada de la Coral de Suances, Santa Maria La Mayor y la escolanía de los Pueri Cantores de la catedral y la Schola Cantorum del Círculo Católico, han acompañado a los fieles congregados en la catedral en un día tan significativo para la diócesis de Burgos.

Extraído de un articulo publicado en la Archidiocesis de Burgos 2016-04-23

Cándido Pérez presentando el Cuadro Unidos por la Fe y la Amistad

El cardenal Amato presidió la ceremonia de beatificación de Valentín Palencia, Donato Rodríguez, Emilio Huidobro, Germán García y Zacarías Cuesta / Su fiesta a partir de ahora será el 15 de enero

La Catedral se vistió ayer de gala con motivo de la primera beatificación realizada en la seo en sus mil años de historia. La diócesis vivió con entusiasmo la beatificación de estos cinco mártires burgaleses Valentín Palencia (1871-1937), Donato Rodríguez (1911-1937), Emilio Huidobro (1917-1937), Germán García (1912-1937) y Zacarías Cuesta (1916-1937) -los primeros en ser beatificados en la Catedral-, ante cientos de personas que no quisieron perderse este histórico evento.

La beatificación se desarrolló en el Altar Mayor. El acto litúrgico fue presidido por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede, el cardenal Angelo Amato, quien acudió a Burgos en representación del Papa Francisco, para presidir una ceremonia que se prolongó durante más de dos horas. Entre los presentes muchos rostros conocidos entre políticos, ciudadanos, familiares y vecinos de los beatificados.

Acompañaron al mando vaticano el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez; el cardenal Antonio María Rouco Varela; el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vegas; el arzobispo emérito, Francisco Gil Hellín; el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino; el obispo de Ciudad Rodrigo, el burgalés Raúl Berzosa, y el también burgalés y arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez González. Del mismo modo, participaron los párrocos de las localidades natales de los nuevos beatos.

Un rito milenario

El arzobispo Fidel Herráez, ordinario de la diócesis burgalesa y responsable de la solicitud de beatificación a Roma, fue el encargado de solicitar ayer al Papa Francisco «se digne inscribir en el número de los beatos a estos venerables siervos de Dios: Valentín Palencia Marquina, presbítero de esta diócesis, y a Donato, Germán, Zacarías y Emilio, jóvenes que sufrieron el martirio juntamente con él». Momentos después, el cardenal Amato dio lectura a la carta apostólica firmada por el Papa en la que «concede» que los cinco burgaleses «sean llamados, de ahora en adelante, beatos, y que pueda celebrarse su fiesta, cada año, el día quince del mes de enero», informa Ical.

Minutos después la asamblea cantó jubilosa el canto ‘Christus Vincit’ y se descubrió el cuadro de Cándido Pérez Palma dedicado a los nuevos beatos y que desde ayer ya es venerado en la iglesia de San Nicolás. Poco después, un grupo de diáconos acercó hasta el altar algunos objetos y pertenencias de los nuevos beatos, que fueron incensados por el cardenal Amato. Entre ellos, el acta de bautismo de Valentín Palencia y el rosario con el que rezaba el sacerdote, además de la vara de la cofradía que el mismo fundó.

El rito de la beatificación concluyó con unas palabras de agradecimiento de monseñor Herráez Vegas y la entrega de la carta apostólica. El arzobispo de Burgos puso de manifiesto que los nuevos beatos comparten «un brillo en la fe, la esperanza y el amor», y recordó que la causa de los mártires burgaleses ha estado abierta 20 años hasta que se la logrado la beatificación.

La música no faltó en la ceremonia. Los encargados de hacer sonar los salmos y las oraciones fueron la Coral Santa María y la escolanía de los Pueri Cantores de la catedral, la Schola Cantorum del Círculo Católico y la Coral de Suances. Asimismo, participó una orquesta con jóvenes músicos de la diócesis que tocaron los mismos instrumentos que en su momento tocaban los cuatro jóvenes fallecidos junto a su maestro, Valentín Palencia.

Persecución religiosa

En la homilía, el representante del papa puso de relieve «la belleza» de la eso burgalesa, como un «extraordinario mérito artístico» que se debe incluir «en el reconocimiento de la santidad de la noble iglesia española». Así, recordó a muchos religiosos como a Rafael Arnáiz, monje trapense canonizado en Roma en 2009 y a otros mártires elevados a los altares, informa Ical.

No se olvidó de la figura de los jóvenes que murieron junto a Palencia, con edades de entre 19 y 25 años. «Han pasado casi 80 años desde la trágica muerte de los mártires y su memoria no se ha apagado y ha permanecido siempre viva en el corazón de los sacerdotes y los fieles», aseveró Amato, quien dijo que «en aquel periodo de terror, el martirio de víctimas inocentes fue un signo de esperanza para una humanidad que hoy es acogedora».

Afirmó que el Papa Francisco «repite que la persecución es el pan cotidiano de la iglesia». «Los beatos se han acercado a la mesa del martirio con actitud de fe y de esperanza. Sabían que el señor les había acogido y premiado por su vida buena», apostilló Amato antes de recordar el momento en el que los cinco beatos perdieron la vida «en un lugar solitario».

Extraído de un articulo publicado en el Correo de Burgos 2016-04-24.

Cándido Pérez presentando el Cuadro Unidos por la Fe y la Amistad

Oda pictórica

Cándido Pérez firma el retrato de los cinco futuros beatos que, tras descubrirse en la celebración, se colocará en San Nicolás de Bari para su veneración

La presentación de ayer sirvió además para dar a conocer la obra pictórica que se descubrirá en la Seo durante la ceremonia para trasladarlo después para su veneración a la iglesia de San Nicolás de Bari. Su autor, el burgalés Cándido Pérez, recibía el encargo «diez días antes de Navidad». Ayer compartía las dificultades a las que ha tenido que hacer frente en el proceso. Y es que solo existen fotografías de Palencia y de Donato Rodríguez. Por ello, tuvo que retratar a los jóvenes a partir de descripciones de familiares y optó por incluir detalles que les identificaran. Así, a Donato, cojo tras sufrir poliomelitis, lo ha pintado con muletas; Germán aparece en segundo plano «porque era muy tímido»; Zacarías porta una cachava, pues tenía una pierna más larga que la otra; y Emilio, que hizo las veces de director de la banda que el sacerdote fundó, sujeta una trompeta y el gesto de su mano llama a la calma, habida cuenta de que era conocido por su carácter «pacificador».

La estampa huye de la tragedia del martirio. En ella, Pérez apuesta por mostrar «un momento de alegría, tranquilidad y amistad alrededor de la figura del sacerdote, que acaba de recibir la medalla que reconoce su labor». Él, «cuya posición se asemeja a la proa de un barco», es el centro de la composición y a su alrededor se ubican los jóvenes, «unidos en hermandad». Al fondo se atisba la Catedral y sobre ella las nubes se abren dejando paso a un rayo de sol «que simboliza el camino hacia el cielo», detalló el autor, satisfecho con el resultado final. «He querido que el lienzo no tenga un aspecto beatón si no que tuviera un carácter actual», aseguraba.

Beatificación de cinco mártires burgaleses

La Catedral albergará el próximo 23 de abril un evento insólito. Y es que será el escenario de la beatificación de cinco mártires burgaleses, ceremonia que nunca antes había tenido lugar en la diócesis.

El cardenal Angelo Amato, en representación del papa Francisco, presidirá la celebración que elevará a los altares al sacerdote Valentín Palencia y a los cuatro jóvenes de la provincia que murieron junto a él en Cantabria el 15 de enero de 1937, asesinados «por odio a la fe».

El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, ofrecía ayer los detalles de tan «magno acontecimiento», del que quiso destacar un mensaje central: «El reconocimiento del amor a Cristo y a la Iglesia de un sacerdote y cuatro discípulos que no dudaron en testimoniar su fe a pesar de perder por ello la vida».

Alrededor de este acto la diócesis ha impulsado varias actividades dirigidas a «preparar y vivir con intensidad la beatificación».

Así, Herráez detallaba que se ha editado un libro -obra de los seminaristas Luis Renedo y Rodrigo Camarero- titulado De Burgos al cielo. La historia de don Valentín y sus amigos contada a los niños, se ha creado un himno para la ceremonia -obra de Carlos García e Inocencio Fernández-, se ha preparado una ruta tras las huellas del sacerdote «pensada para los grupos parroquiales que la soliciten», se pondrá en marcha un congreso en torno a la figura de Palencia como educador y pedagogo del tiempo libre y se promoverá un concurso escolar de dibujo.

El postulador diocesano de la causa de beatificación, Saturnino López, se explayó sobre la vida y labor del sacerdote burgalés. Recordó que la beatificación -aprobada en septiembre de 2015- es un paso previo a la canonización, que requiere la acreditación de milagros, algo que hasta ahora no ha ocurrido.

Incidió en la entrega de Valentín Palencia a la educación de los niños pobres, que le llevó a dirigir el Patronato de San José. Ubicado en la iglesia de San Esteban, este centro llegó a cobijar a 110 jóvenes internos y externos. Además, «era partidario de un catequismo activo y se implicaba en iniciativas de la ciudad con sentido social». Su labor humanitaria, según señaló López, motivó la concesión de la Cruz de Beneficencia en 1925 por parte del Gobierno.

Su tarea era respetada en la ciudad. Tanto, indicó el promotor de la causa, que tras perder el edificio en el que atendía a los niños, a causa de un incendio, logró reconstruirlo en menos de un año gracias a limosnas.

Partidario de enseñar a través del teatro, las tareas manuales y la música, fue la denuncia de un menor en Suances por celebrar misa lo que provocó su asesinato. Lo encontraron muerto junto a Donato Rodríguez, Emilio Huidobro, Zacarías Cuesta y Germán García -con edades entre 20 y 26 años-, los jóvenes junto a los que será beatificado.

Extraído de un articulo publicado en el Correo de Burgos 2016-03-16 redactado por Raúl G. Ochoa

Cándido Pérez en su estudio de A Coruña

Entre los preparativos que se están llevando a cabo para preparar la próxima beatificación de Valentín Palencia, Donato, Zacarías, Emilio y Germán, hoy conocemos el trabajo que está realizando Cándido Pérez Palma, un pintor burgalés que está confeccionando un cuadro de los mártires.

Su tono de voz hace presagiar que no es un artista al uso. Tiene algo de místico en su forma de hablar y en el modo de pintar sus cuadros, llenos de una atmósfera luminosa, una poética sensible y un minucioso hiperrealismo centrado en aspectos de la realidad cotidiana. Se define como un «católico convencido» a pesar, dice «de no ser siempre muy buen practicante». Es más, asegura que tiene mucha estima a la Iglesia, a la que, más allá del hecho de ser católico, considera «una institución venerable por su protección y difusión de las artes».

Don Cándido Pérez Palma es en la actualidad el pintor oficial de la Diputación de La Coruña, ciudad en la que reside desde 1986 y donde es profesor de dibujo y obra gráfica. Nacido en Barcina de los Montes, Oña, en 1951, se forjó como artista en la Accademia Nazionale di San Luca di Roma, ciudad donde conoció a la mujer con la que se casaría. Su vinculación con Burgos y dado que en su trayectoria artística ha pintado varios lienzos de carácter religioso, hicieron que la comisión diocesana de preparación de la beatificación de Valentín Palencia y cuatro jóvenes que lo acompañaron en el martirio le encargara un cuadro que estuviera presente en la ceremonia de beatificación y se ubicara después en la iglesia donde se den culto las reliquias de los mártires.

 

«Es un encargo muy especial –revela– ya que ante él va a rezar mucha gente. Ese ha sido el mayor problema que me he planeado y he querido que el lienzo no tenga un aspecto beatón y no fuera como una estampita al uso, sino un retrato de cierta actualidad». En efecto, la intención de Pérez ha sido la de realizar «una pintura contemporánea en la que se pueda apreciar la grandeza de espíritu de estos jóvenes que murieron mártires de la religión, la libertad y la amistad».

 

Meses de trabajo

 

El cuadro está ya a un tercio de su proceso de creación y Cándido espera poder concluirlo a mediados o finales de febrero. Está pintado al óleo sobre un lienzo tipo «Velázquez» –«el mejor que hay en el mercado por su trama tiesa donde prácticamente no se nota la urdimbre»–; tiene un formato cuadrado (1,42 metros de lado) y un intenso trabajo que rondará los dos meses «porque alguna vez hay que entregarlo, pero si no, creo que nunca daría por acabado un cuadro», revela con cierta simpatía.

 

Retrato de Cándido Pérez en su estudio de A Coruña

 

Considera que es «un gran honor pintar a estos mártires que murieron en esa época de barbarie» y ha querido reflejar en sus pinceladas una imagen actual de lo que supone ser mártir en un cuadro en el que sus personajes rezuman «tranquilidad, amistad y alegría». Es un lienzo que refleja «un momento de felicidad de unos jóvenes que están unidos en hermandad». Una de las cosas más difíciles ha sido dibujar a los jóvenes, ya que solo existen fotografías de Donato Rodríguez y de don Valentín. Aún así, Cándido ha querido que puedan ser identificados por algunas de las descripciones que de ellos nos han llegado: Donato, el poliomielítico, lleva dos muletas –«con dos escobas invertidas debajo de mis brazos he averiguado cómo sería su gesto y cómo se producen las arrugas de la chaqueta»– y Zacarías una cachava porque tenía una pierna más larga que la otra. «A Germán lo he querido poner en un segundo plano porque era muy tímido y nunca quiso aparentar, y Emilio lleva una trompeta porque hizo las veces de director de la banda» que don Valentín fundó en el Patronato de San José.

Los cinco mártires, que serán beatificados el próximo 23 de abril, nos contemplan ahora desde el cielo y, desde el cuadro de don Cándido parecen decirnos que es un lujo forjar una intensa amistad que les llevó a seguir el testimonio de aquel sacerdote del que algunos decían «era misericordia» hasta dar su sangre por Cristo.

Extraído de un articulo publicado en la web de la archiburgos 2016-01-24