Candido Perez

Pregón de Cándido Pérez en las Fiestas de San Vítores de Oña, Burgos.

 

 

Sr. Alcalde, Señoras y Señores Concejales, Reyes Infantiles de las Fiestas, Asociaciones y Peñas que sois la voz y la alegría de las Fiestas, gentes que nos visitáis, Onienses todos, muy buenas noches.

 

Tengo el gozoso encargo, para mi es un honor, de abrir y pregonar las fiestas de nuestro Santo Patrón San Vítores; es un honor porque no tendré muchas ocasiones a lo largo de mi vida de proclamar públicamente el orgullo que siento por este mi pueblo, sus gentes pasadas y presentes y por su historia.

 

En primer lugar deseo daros las gracias por el cariño y apoyo que siempre me habéis dado, unos alentándome en mi trabajo y otros comprándome obras desde joven.

 

Un abrazo de corazón a todos, en especial a mis padres, que me estarán oyendo porque siempre respetaron mis sueños e ilusiones y en tiempos muy difíciles, con medios muy escasos me apoyaron todo lo que pudieron.

 

 No voy a hablaros de la historia que tan bien y tan emotivamente cuenta el Cronicón.

 

Voy a hablaros de unas gentes que en unos siglos oscuros, cuando el Imperio Romano ya había caído en el olvido y cuando cualquier Señor, Conde, Rey, Visir, Califa, etc.., con cualquier excusa se dedicaba a hacer incursiones para así hacer razzias y obtener botín y esclavos, en esos tiempos, entre estos peñascos que nos rodean y que tanto amamos, se fueron reuniendo unas personas de credo cristiano, hijos de labradores, canteros, carpinteros, herreros y hasta mendicantes, etc.., hijos del pueblo como nosotros, estas gentes, siguiendo la regla de San Benito, y cuyo lema básico era “Ora et labora” ( Ora y trabaja) , aquí como en otros lugares de Europa, se dedicaron a recoger y a custodiar en sus bibliotecas  todo el saber del mundo Clásico y Romano; lo protegieron y copiándolo en sus escritorium lo difundieron  y con este saber en las cátedras de las catedrales empezaron a enseñar primero teología, después filosofía  y derecho; más tarde adquiriendo independencia en las cátedras , ya llamadas universidades, además de estas  enseñaron medicina, física, matemáticas, etc.

 

Sí, amigos, Oña y otros lugares como Oña, fueron los embriones que dieron origen a nuestra cultura, a nuestras universidades, una cultura, la occidental, que se ha impuesto en el mundo.  Estos monjes protegieron y desarrollaron las artes eligiendo en cada momento los mejores artistas.

 

¿Cómo no sentirse orgulloso de ellos?

 

Agradezco a  la  Universidad de Burgos,  y a las demás instituciones, que lo hacen posible, los cursos de verano que recogiendo el legado de nuestros predecesores nos

enriquece  en el conocimiento y espero, que, después de este curso vengan muchos otros.

 

            Felicito a la Asociación de estudios onienses, y en especial a Eduardo Rojo Díez, su presidente, por escribir y editar el magnífico libro sobre Oña y su Monasterio.

 

Criándome en Oña tuve el privilegio, siendo un chaval y queriendo ser artista, de caminar físicamente por las páginas de la historia del arte de los últimos mil años. Pude tocar los calados de las hojas de acanto que forman las ménsulas que sujetan los santos del claustro del gran Simón de Colonia.  Para mí, niño,  aquellos artistas que conseguían hacer de una piedra tales maravillas eran los auténticos superhombres; yo quería ser como ellos.  La mayoría, aunque extraordinarios artistas, eran anónimos, de hecho, casi hasta el siglo XV no se usaba firmar las obras.

 

De otros , sí, conocemos los nombres, como el ya citado Simón de Colonia, constructor de las agujas de la Catedral de Burgos, nos dejó el magnífico claustro de estilo gótico florido. Fray Pedro de Valladolid  talló la  soberbia sillería en estilo gótico del siglo XV cubierta de calados doseles, que parecen de finísimo encaje, también los panteones reales de estilo gótico mudéjar,  en forma de templete, que con las pinturas de su interior hispano flamencas de Fray Alonso de Zamora , estos panteones son tan originales que constituyen un ejemplo único en Europa. La escultura sepulcral de Don Pedro López de Mendoza, obispo natural de Oña, de estilo manierista, atribuido a los grandes Leoni. Las pinturas de la cúpula del Altar Mayor  del taller del magnífico pintor Bayeu, suegro de Goya, y también quiero citar al gran humanista Fray Pedro Ponce de León, creador y enseñante del lenguaje para sordomudos.

 

Estas gentes nos han dado identidad y enriquecido en todos los sentidos, por lo tanto todo eso les debemos y sólo podemos pagárselo protegiendo, difundiendo y disfrutando de su legado, sintiéndonos orgullosos; ellos nos dieron ejemplo en unos tiempos muy complicados.

 

¡Ojala nosotros seamos capaces de engrandecerlo en su sentido unitario, artístico, ético y religioso!

 

En cuanto a nuestro santo San Vítores, que vivió en esos primeros tiempos difíciles, es uno de los nuestros, caminó entre estas rocas por los mismos senderos en los que nosotros caminamos, bebió de los mismos manantiales de los que nosotros bebemos, y sus palabras tuvieron el mismo eco que tienen las nuestras.

 

Su vida y su muerte, para los que somos creyentes cristianos nos da un gran testimonio ejemplar; muy apreciado en vida y muy venerado en muerte por toda España, pues sé que hasta en algún pueblo de Galicia es Santo Patrón en estos días, y para los que no son cristianos opino que también merece lo festejen porque él, ante la coacción de “ te cortamos la cabeza, si no renuncias a tu fe y dejas de predicarla”, optó por la libertad, la libertad de seguir siendo quién era, no traicionándose a sí mismo, no renunciando a su unidad compleja, moral y religiosa, esto le costó la cabeza. Este acto de libertad extrema a todos nos honra y ennoblece y más en tiempos de democracia.

 

¡Onienses divertiros cuanto podáis, en buena armonía y mejor compaña!

Disfrutad cada instante, bien lo merecéis.

Pero tengamos también unos segundos para recordar a los seres queridos que en estas fiestas no están entre nosotros, unos regresaran y los tendremos aquí otro año, otros se han ido a donde no se regresa, para todos ellos mis últimas palabras, para todos ellos nuestro recuerdo.

 

Muchas gracias por vuestra atención …….

 

¡Felices Fiestas!

 

¡Viva en nosotros y para siempre la memoria de San Vítores ¡

 

¡Viva Oña!

 

 Cándido Pérez Palma